miércoles, 21 de diciembre de 2011

Amor en extinción


Navidad, el nacimiento de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo, es el cumplimiento de una promesa hecha por Dios miles de años atrás. Es la demostración más grande de un amor perfecto, uno que ama por sobre todo, incondicionalmente, "a pesar de"... Un amor que no nace en nuestro corazón, sino que nos es dado por Dios, para que así podamos entregarlo y envolver con éste a quienes nos rodean y poder entonces reflejar a Jesús.

Tiempo atrás llegó a mis manos una paráfrasis navideña en inglés, (de autor desconocido), de 1ª de Corintios 13. Un pasaje tan conocido, clásica lectura en ceremonias de bodas, pero tristemente cada vez menos practicado, ¿será un amor en extinción?
Nos pareció que ahora, tan próximos a la Navidad, es la oportunidad perfecta para compartirlo con ustedes, meditar una vez más en éste amor y pedir a Dios que nos revista una vez más de su perfecto amor, para revivirlo y practicarlo.

VERSION NAVIDEÑA DE 1ª Corintios 13 (autor desconocido)

Si decoro mi casa a la perfección con brillantes cintas de raso, guirnaldas de luces y coloridas esferas, pero no demuestro amor, tan sólo soy un decorador.
Si me esclavizo en la cocina, horneando docenas de galletas de Navidad, preparo sofisticados platillos gourmet y pongo una mesa muy elegante y bellamente adornada para la cena, pero no demuestro amor, soy sólo soy un cocinero.
Si me ofrezco como voluntario para servir en comedores solidarios, canto villancicos en hogares de ancianos y doy todo lo que tengo a la caridad, pero no les demuestro amor, de nada me sirve.
Si recorto ramas de abeto y las adorno con ángeles brillantes y copos de nieve tejidos a crochet, asisto a montón de fiestas y participo en un concierto... pero no se centran en Cristo, entonces he perdido el foco.

El amor deja de cocinar, para ir a abrazar a un hijo.
El amor deja de lado la decoración para correr a besar a su esposo.
El amor es bondadoso, aunque esté agobiado y cansado.
El amor no siente envidia de la casa del vecino o pariente que tiró la casa por la ventana decorando todo con artículos lujosos y costos.
El amor no le grita a los niños para que salgan de su camino, sino que agradece que ellos estén ahí en su camino.
El amor no da sólo a aquellos que son capaces de darle algo cambio, sino que se alegra en dar a aquellos que no pueden hacerlo.
El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, y todo lo soporta. El amor nunca falla.

Los juegos de video se romperán y los sofisticados aparatos electrónicos pasarán de moda. El collar de perlas se perderá, y los palos de golf se oxidarán, pero dar el regalo de amor perdurará y jamás se extinguirá.

Amigos, el AMOR es un regalo imposible de meter en una caja de regalo. El amor no se guarda, al contrario, se demuestra y se comparte para llegar a cada rincón de este mundo, que se desmorona por falta de el. Por eso, salgamos a compartir el regalo que acerca a la gente a Dios, el corazón repleto de amor de Jesucristo. ¡FELIZ NAVIDAD!

No hay comentarios:

Publicar un comentario