lunes, 12 de septiembre de 2011

El Guante


"En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido". Ef. 1:13 El Espíritu Santo, es decir Dios mismo, habita en nosotros. Esto hace la gran diferencia entre el antes y el después. Ahora hemos sido sellados y todas las bendiciones ganadas por Jesucristo en la Cruz nos benefician. ¡Somos de El! El regalo de la vida con el Espíritu Santo es invaluable y es nuestra única esperanza de transformación mientras estemos viviendo en el planeta Tierra.

Por unos segundos imagina un guante. Obsérvalo... Es lindo, abrigador, tal vez elegante, de color y textura hermosa, etc. ¿no es así? Un guante por hermoso que sea, si está vacío, no sirve para nada, es inútil. Es solo hasta que una mano entra dentro de él, que cumple el propósito para el cual fue hecho. De la misma forma nosotros somos como guantes, de hermosa apariencia, con una serie de "dedos" (cualidades y capacidades), pero no es sino hasta el momento en que el Espíritu entra a vivir a nuestro corazón, que nuestra vida cobra vida y tiene sentido. La Biblia dice: "Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu".1ª Cor. 6:17

Un guante no puede hacer nada por sí solo, es por eso que nosotros necesitamos de la fuerza del Espíritu Santo y de su poder para que nuestra vida sea transformada día a día, hasta que lleguemos a ser como él. Este trabajo no terminará sino hasta el día en que seamos perfectos, y eso será cuando vivamos para siempre con Cristo en la eternidad.

Dios tiene mucho trabajo que hacer con y en nosotros, es por eso que así como Jesús habitó entre las personas, hoy su Espíritu vive en nosotros para enseñarnos, consolarnos, convencernos de pecado y recordarnos "todas las cosas que Jesús hizo y dijo entre nosotros". Él habita en nosotros. Literalmente, usando la figura del guante, él pone sus dedos "sobre la masa" ( nosotros) y como un hábil alfarero comienza a trabajar, parte por parte, centímetro a centímetro, y con perfecta destreza, limpia, sana, recrea y reconstruye, consuela, repara, cambia, poda, sostiene y transforma nuestra vida de modo que en ella se refleje Cristo y hagamos aquello para lo cual nos hizo. "Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí". Jn. 17:22a

Dios desea que seamos uno con él, que estemos tan unidos que lleguemos a ser como él. Que con el paso del tiempo ese guante pase desapercibido y sea tan unido a la mano que lo mueve que lleguen a ser como uno sólo, sin que se note cual es la mano y cual el guante. ¡Señor coloca tu mano en nuestra vida, queremos ser uno solo contigo, queremos ser portadores de tu gloria!